En cuanto llega el verano, conviene correr a primera hora de la mañana. Porque además de aprovechar el frescor nocturno que todavía pueda quedar en el campo, también podemos disfrutar del único momento del día en el que la luz agranda el paisaje.
Luego llegará el calor. Y el reflejo del sol del mediodía hará que todo el paisaje se achate. Que no destaque nada. Con su brillo excesivo apagará los colores y aplanará la silueta de lo que nos rodea.
Y muchas veces el calor y la luz vendrán acompañados de cielos grisientos de calima. Un horror especial que nos suelen regalar los vientos sureños en esta época del año. Así que realmente lo mejor en verano es disfrutar del campo por la mañana. Aunque a veces cueste salir de la cama.
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