Estos días, los corredores vivimos nuestro fin de temporada. La llegada del calor de verdad, las vacaciones (propias o familiares), la jornada laboral... todo se alía para romper las pequeñas rutinas que nos hemos ido creando durante meses.
Nuestras salidas cambian. Y alteramos nuestros recorridos dependiendo de la sombra de los árboles que podamos conseguir. O de la hora del día a la que el cuerpo nos pida correr.
Van a ser un par de meses perfectos para romper con las manías en las que hemos ido cayendo desde el lejano otoño. Lo mejor para descubrir caminos nuevos, o para disfrutar del campo a diferentes horas del día (y de la noche).
Un ciclo se cierra. Como todo lo que termina, esto nos ofrece realmente la oportunidad de seguir viviendo nuevas aventuras al trote. Y de seguir aburriendo a los demás con un puñado de batallitas nuevas.
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