sábado, 16 de junio de 2018

A big sunny field

A veces perseguimos trabajosamente cosas difíciles de alcanzar pensando que nos van a dar la felicidad (o por lo menos un momento de dicha), y no nos damos cuentas de lo afortunados que somos con las cosas humildes y cotidianas que tenemos siempre al alcance de la mano.

Como despertarnos y descubrir por la ventana un día perfecto de primavera. Como empezar el día corriendo por el campo, y darnos luego una buena ducha antes de comenzar la jornada. Como trotar detrás de una vieja amiga. O admirar cada recodo del camino, cubierto de una alfombra de flores.

Quizás si tuviéramos que pagar mucho dinero para poder disfrutar esos momentos los apreciaríamos más. A veces sólo damos valor a las cosas cuando son escasas y poseerlas marca la diferencia. A veces somos así de idiotas.





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