lunes, 26 de noviembre de 2018

Mirador

He salido de casa con ganas de corretear por lo más alto de la sierra de Hoyo. Pero a mitad de subida, un cartel me avisaba de que los disparos que se oían no venían del campamento militar que hay al otro lado. Justo hoy se había organizado una montería, con sus realas y todo.

Me he tenido que dar la vuelta y buscar nuevos horizontes para mis piernas. El caso es que tenía ganas de disfrutar del paisaje desde lo alto, aprovechando que se ha abierto la niebla, así que he optado por el sendero que sube hasta el mirador.

Casi al final de la subida me ha pasado otro corredor, que venía con un trote más ligero que el mío (lo normal). Ya en la bajada, he vuelto a alcanzarle y me ha contado que estaba entrenando para volver a correr el Ultra Trail de Peñalara y luego, si todo iba bien, para intentarlo en el del Mont Blanc. Palabras mayores. Pero es que los caminos de Hoyo crían gente dura y resuelta.

Aunque no en mi caso. Porque hoy, después de tanto vaguear últimamente, me he quedado sin fuelle y he tenido que terminar el recorrido al ritmo del gran Chiquito de la Calzada. Y es que ya pesan los años, los kilos y hasta los calcetines.

2h 18 min


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