lunes, 18 de febrero de 2019

Sierra de Hoyo

Llevaba tiempo queriendo correr por un par de sitios de la sierra de Hoyo que todavía no conocía. Una zona poco transitada en la que los senderos desaparecen, y el trote se convierte en un caminar azaroso y precavido. Pero el resultado ha merecido la pena. No para volver a pasar corriendo, pero si para terminar de descubrir mejor una parte del monte realmente silvestre.

Además, corriendo al mediodía he podido disfrutar también del calorcillo de este sol tan poco invernal que nos está acompañando desde hace unas semanas. Después de tanto tiempo sin llover, al campo le falta agua. Pero la temperatura es ideal para trotar durante horas.

Vamos a tener que irnos acostumbrando a que la primavera llegue en febrero. Hace un par de años todavía nos parecía algo raro el baile de estaciones. Pero ahora está claro que este va a ser nuestro presente cotidiano.

Un presente, y un futuro, en el que lo habitual será el cambio. Y no a ese ritmo extremadamente lento que nos enseñaron cuando estudiábamos la evolución. No. El cambio lo viviremos año a año, dejando por el camino todo lo que hemos conocido. Se nos vienen encima tiempos difíciles.

Aunque, cuando salimos a correr a mitad de febrero con un tiempo tan glorioso como el que está haciendo estos días, no nos podemos quejar. Con los frutales llenos de flores, y los pájaros cantándole a la primavera, ahora es el momento de disfrutar. Lo malo vendrá después.

2h 35 min




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