Con este tiempo, resulta difícil quedarse metido dentro de casa. Así que aprovechamos cualquier excusa para salir a trotar un poco. Hasta cuándo vamos a buscar el pan o bajar la basura terminamos liándonos más de lo previsto.
En este caso, el recorrido fue corto y sencillo. Sin grandes subidas, ni distancias épicas. Tan solo una vuelta corriendo despacito para soltar las piernas. Y para aprovechar el calorcillo del mediodía.
Cruzándome con mucha gente, que es lo habitual durante el fin de semana. Porque a diario prácticamente no veo a nadie, sobre todo si me pierdo por los senderos más asilvestrados. Así que a veces se agradece ver a otros disfrutando también del campo. Aunque solo sea por aquello de variar un poco de vez en cuando.
1h 24 min
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