A pesar de que ahora mismo estoy muy poco preparado para correr, después de varias semanas de holganza, tenía realmente ganas de volver a trotar por montañas de verdad. Así que me he liado y he salido por la zona de la Jarosa, con un recorrido facilito, pero que asegura el disfrutar de las vistas desde lo más alto.
En este caso, desde Cabeza Líjar. Un pico humilde que sirve de mojón fronterizo entre tres provincias. Y que permite ver Madrid y Segovia casi al alcance de la mano.
Como era bien consciente de que las fuerzas no me iban a dar para mucho, he empezado el recorrido con un trotecillo lento. Pensando que si al final todavía tenía fuelle, ya podría ir más rápido. No ha sido el caso.
De hecho el ritmo ha sido tan lento que he tardado media hora más de lo que solía cuando estaba acostumbrado a corretear por montañas. Algo lamentable para los que solo buscan velocidad. Pero no demasiado grave para los que queremos disfrutar de un día de campo.
Sobre todo en esta época florida del año, con las orquídeas y genistas dominando la alta montaña. Con buitres volando sobre nuestras cabezas y corzos medio escondidos entre los pinos.
Un verdadero placer para disfrutar además en solitario, ya que al salir a primera hora del día tan sólo me he cruzado con un ciclista y un par de caminantes. Una experiencia para repetir cada fin de semana. Aunque sea a la pata coja.
3h 13 min
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