Van pasando los meses, y ya parece que volveremos a recuperar nuestras rutinas, nuestros abrazos y nuestras ruidosas reuniones en algún momento. Todavía no, pero quizás pronto. Mientras tanto, las estaciones se suceden como si nada hubiera pasado. La primavera está otra vez aquí, y las plantas y animales viven su vida habitual, ajenos a nuestros pesares.
Estas semanas ya he oído a las abubillas cantando por el día, y a los autillos al anochecer. Los mirlos defienden sus territorios a gritos, y se enzarzan en peleas alocadas ajenos al mundo que les rodea. Los rabilargos andan buscando material para sus nidos. Y anoche se coló un murciélago en casa. Tan sólo faltan los cucos dando la nota.
El campo todavía aprovecha el agua que cayó este invierno, aunque ya vendría bien que volvieran a tronar unas cuantas tormentas bien cargadas de lluvia. Esperemos que a un marzo que nos ha dejado poco viento le suceda un mes de abril más pegado al refranero.
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