martes, 6 de abril de 2021

Peña del Águila


Desde que comienza la primavera, las plantas se van dando el relevo para inundar el campo de flores. Y este es el momento del romero. Aunque las primeras matas floridas de esta especie suelen aparecer con el cambio de año, el campo está ahora con los romeros reventando de flores. Con colores que oscilan desde el azul pálido hasta el rojizo, pero con algunos ejemplares luciendo galas blancas del todo.

Las jaras, que llevan ya algún tiempo empezando a mostrar sus flores, tendrán que esperar su vez para dejar el campo como si hubiera nevado. Seguramente será cosa tan sólo de dos o tres semanas. Luego vendrán los gamones. Y así hasta el verano.

En esta salida he estado rodeado todo el rato de flores mientras trotaba por el valle del Peregrinos hacia los altos de la sierra de Hoyo. Por el camino, he aprovechado para explorar un poco las manchas de pinar que plantaron hace ya tiempo, y que poco a poco van siendo sustituidos de forma natural por enebros y encinas.

Luego, cuando el sendero ya tira para arriba de verdad, he pasado al lado de un par de matas de romero blanco, igual de raras que las de cantueso de ese color. Durante todo el recorrido me he ido cruzando con muchos ciclistas; y ya en lo alto de la sierra también he visto un grupo de idiotas en moto por el medio del monte.

La peña del Águila, aunque da nombre a todo un berrocal, no es realmente la cima del montecillo que domina la cola norte de la sierra de Hoyo (y que se llama realmente Canto Hastial). Es tan sólo un grupo de piedras que desde lejos recuerda la posición de algunas águilas heráldicas (la pasmada o de San Juan). Desde allí, el regreso ha sido casi todo cuesta abajo. Lo que he agradecido, ya que una vez más he salido sin combustible para el cuerpo. Y ya no está uno para estos trotes.

3h 11 min










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