Han sido tan sólo diez días sin correr, pero hoy sentía las piernas como si hubieran sido meses. Puede que porque he estado realmente quieto todo este tiempo, andando lo justo. O puede que, con los años, la forma se pierda rápido y se recupere a duras penas.
Sin embargo, a pesar de haber trotado poco y lento, y a pesar del calor que en estos días se nos ha echado encima, me he alegrado mucho de haber podido volver a correr. Y es que las mejores salidas, las más memorables, las que más disfrutamos no están siempre marcadas por la épica de la distancia o la velocidad. Ni siquiera por el paisaje que nos rodea.
La felicidad de correr de nuevo cuando hemos estado alejados de nuestras viejas y gastadas zapatillas siempre nos deja una gran marca en nuestros recuerdos. Y nos ayudan luego a no quejarnos cuando tenemos que recorrer durante meses los mismos senderos. Hoy ha sido un gran día.
No hay comentarios :
Publicar un comentario