A veces, las ganas de salir a correr se relajan y paso semanas sin trotar. Y este blog ha ido reflejando esos momentos con agujeros como los de un queso. Pero en otras ocasiones, lo que me aburre no es seguir trotando, sino ponerme a escribir las pocas líneas que perpetro narrando mis pensamientos a la carrera.
Llevo corriendo regularmente desde el verano, pero han sido siempre salidas matutinas por paisajes muy, muy vistos. Y encima, las fotos las hago ahora con un cacharro pésimo, que no puede reflejar la belleza ligera de los colores del alba.
Pocas razones para ponerme a contar mis pasos, aunque sigo disfrutando con ellos. Que en el fondo es lo más importante.
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