La primera nevada del año, ha dejado blancas las cumbres más altas de la sierra. Pero en vez de anunciar días de frío y hielo, el sol que ha venido luego se ha encargado de derretir casi todo. Puede que haya sido tan sólo un pequeño ensayo general, y que el invierno aparezca en algún momento.
Mientras tanto, el campo no sabe a qué carta quedarse. Al despiste de muchas plantas, que siguen echando nuevas flores, se le está uniendo el de paxariños piadores (casiña do meu contento). Así que el monte está más lleno de vida que otros años por estas fechas.
Por lo demás, mis salidas esta semana han seguido siendo tranquilas y cercanas. Con unas correrías al amanecer y otras a horas más civilizadas. Con fresquete, pero sin pasarse. Esperando un cambio que quizás no llegue nunca. Como el famoso Godot.
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