He empezado el nuevo año corriendo casi como terminé el pasado: por mis pagos más habituales. Una salida a medias en casi todo, ya que ha cabalgado entre dos años, entre el día y la noche, y con el paisaje a ratos velado por la niebla.
2024 ha empezado con frío. Sin hielo todavía, también sin escarcha; pero con frío de verdad, de ese que no remite y que se te mete en los huesos. No está el campo para pasear, pero corriendo al menos se entra un poco en calor.
En estas fechas se suelen hacer listas, quizás porque al escribir las cosas nos sentimos un poco más obligados a realizarlas. Como si fueran una especie de contrato con nuestra voluntad. En mi caso, y respecto a lo de salir corriendo, más que un buen propósito yo pediría un deseo: que pueda seguir trotando doce meses más. Al menos.
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