Entre unas cosas y otras, he ido reduciendo las salidas semanales tanto
que ya sólo me quedan los fines de semana para correr un poco. Y como el sábado
tuvimos dos partidos de baloncesto, me reservé el domingo para aprovechar el
buen tiempo.
Después del tercero y último partido de la jornada, salí desde el
polideportivo de Torrelodones hacía las cascadas. Un recorrido sencillo, que
empezaba atravesando el canto del Pico para enlazar luego con los senderos que
suben hacia Moralzarzal.
A pesar de que corrí en las horas centrales del día, y de lucía un sol
que se agradecía bastante, en las umbrías todavía estaba el suelo escarchado y
se notaba el frío en el cuerpo. A pesar de eso, el buen tiempo había echado a
la gente al monte. Durante todo el recorrido me fui cruzando con manadas de ciclistas,
paseantes y corredores sueltos.
Lo que se echa de menos es el agua. No la de beber, que no hace falta
ni siquiera tras dos horas corriendo. La que falta de verdad es la que tendría
que llenar los arroyos, que todavía corren secos.
Al final terminé más cansado de lo debido. Es lo que tiene la falta de movimiento
y los parones en esto del correr. A ver si puedo volver poco a poco a recuperar
un ritmo de tres o cuatro carreras semanales. Va a ir en la lista de propósitos
para el nuevo año.
18,19 km (11,30 millas)
455 m
2h (9,09 Km/h)
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