Hay momentos llenos significado. Cuando caen las primeras nieves del año. Los primeros días de sol después del invierno. Semanas en las que las lluvias inundan los caminos. O cuando pasan las grullas volando hacia el norte o el sur, dos veces al año. Y luego hay momentos tontorrones en los que no pasa nada fuera de lo común. Y la semana pasada ha sido de esas.
No es que no me lo haya pasado bien trotando por el campo. Sobre todo ahora que está precioso y que el tiempo es perfecto para correr. Hay flores por todos lados y los animales se dejan ver afanosos en este principio de la primavera. Pero realmente no ha habido nada que destacara sobre ese fondo multicolor.
Lo único que me ha llamado la atención, una vez más, es comprobar cómo la altitud afecta a la floración de las plantas. Y eso que no estamos hablando los picos de las montañas más altas. Pero en Torrelodones, los apenas 300 metros que separan la zona del canal de Guadarrama y las laderas del canto del Pico suponen una gran diferencia.
Abajo las jaras ya están perdiendo sus pétalos, que se acumulan arrugados y amarillos al pie de las matas. Mientras que el campo hacia Hoyo de Manzanares está comenzando a explotar de flores justo ahora. Y en la sierra de Hoyo todavía tardará un par de semanas por lo menos en teñirse de blanco. A ver si puedo hacer un par de excursiones corriendo por allí cuando llegue el momento.
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