sábado, 17 de junio de 2017

Cuando los males se juntan

A pesar de los que digan los refranes, hay veces en las que lo mejor que nos puede pasar es que se junten todos nuestros males. Sobre todo si nos gusta trotar un día sí y un día no. Así que, afortunadamente, durante un par de semanas he tenido que descansar por un trancazo, una ligera molestia en la pierna y unas gestiones familiares.

Tres razones para dejar de correr que siempre es mejor recibir de golpe, antes que en fila india. Así que estos últimos días, con el virus ya debilitado (aunque todavía dando un poco de guerra), he vuelto a trotar despacito por el monte.

Lento porque la ola de calor y mi estado lamentable de forma no me hacían volar precisamente por los senderos de Torrelodones. Pero para alguien como yo, siempre es mejor deslizarse por el campo como un glaciar a quedarse sentado en casa. Aunque el sol esté supervitaminado y mineralizado. A cada cual su locura.




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