Aprovechando un madrugón logístico, he hecho un reocorrido corto y directo subiendo hasta Cabeza Líjar. Como tenía el tiempo justo, no me podía perder demasiado por los pinares de la Jarosa, ni por los montes que separan Madrid, Segovia y Ávila. Pero aunque ha sido un paseo cortito, es una forma perfecta de empezar el día.
Para subir he cogido el sendero más clásico de los que suelo usar. Una hora larga de subida sin sobresaltos ni desniveles demasiado fuertes hasta llegar al collado de la Gasca. Desde ahí, tan sólo queda un último repecho hasta la cima de Cabeza Líjar.
Esta zona estaba marcada para la tavesía entre el Escorial y Navacerrada. Los voluntarios del ejército estaban ya preparados para ayudar y animar a los participantes que llegarían en sentido contario un rato más tarde.
Para la bajada he usado un sendero empinado que sigue un cortafuegos a lo largo de las lomas hasta el fondo del valle. Pasado el arroyo de la Jarosa he vuelto a tomar el camino de ida para terminar una excursión realmente agradecida. De esas que nos reponen las pilas de campo y bosque.
1h 59 min
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