El fin de semana es ese momento en el que los corredores podemos hacer alguna escapada algo más larga de lo habitual. En este caso, yo he aprovechado además para acercarme a la sierra de Guadarrama buscando algo de fresquito. Un recorrido por los pinares del valle del río Moros, que me aseguraba también el poder beber de los arroyos montaraces y no tener que llevar agua.
Lo bueno es que he encontrado lo que buscaba: senderos solitarios, un bosque frondoso para correr a la sombra y paisajes que alegran el alma. Lo malo es que, una vez más, no he calculado bien el tiempo.
Algo que no debería tener mayor importancia cuando nos da igual volver a una hora que a otra. Pero, en este caso, el problema es que además de no llevar agua encima, tampoco había cogido nada de comer.
Así que a las tres horas he empezado a notar que me quedaba sin gasolina. Lo normal. Y media hora más tarde he tenido que dejar de correr para poder hacer los últimos kilómetros andando y no desfallecer.
Por lo menos, el paseo ha sido realmente agradable. Con corzos y buitres como único público de mis aventuras. Realmente esta zona de la sierra es perfecta para perderse una mañana entres sus vallejos. Aunque a veces haya que volver arrastrándose.
4h 45 min
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