miércoles, 5 de julio de 2017

Dos pasos para atras

Todos en general, y los corredores en particular, dejamos de apreciar las cosas que tenemos cuando se convierten en algo habitual de nuestras vidas. Lo bueno pierde su brillo cuando lo damos por sentado. Y es una pena. Porque somos unos privilegiados.

Es cierto que quizás sería mejor estar corriendo al borde del mar. O subiendo montañas en los Pirineos. O perdiéndonos por senderos entre hayas y robles del norte. Pero para los que corren por asfalto, absorviendo los humos letales de los coches, tener el campo a la puerta de casa es un sueño. Y los que están lesionados, lo único que piden es poder correr. Aunque sea por en el arcén de una autopista.

Soñar con cosas mejores no es nada malo, porque al final son las que guían nuestros pasos. Pero no a costa de despreciar lo que tenemos en cada momento. A no ser que queramos vivir nuestra vidas de forma ingrata y correr cada día por paisajes que no llenen nuestra alma.

Así que, a veces lo mejor es dar dos pasos para atrás y observar las cosas con un poco de perspectiva. Disfrutando de lo que tenemos como si fuéramos esos romeros del poema de León Felipe. Con esa alegría infantil del niño que juega con un palo y una piedra (aunque ahora sólo sepan divertirse con la Play).




No hay comentarios :

Publicar un comentario