Estos días se está haciendo cada más difícil salir a correr al alba. Con el solsticio ya casi encima, el sol me encuentra en el mejor de los casos poniéndome las zapatillas. En el peor, todavía metido en la cama. Y es que si quieres correr al alba y eres de los se te pegan las sábanas, lo mejor es hacerlo allá por Navidad.
Pero aunque esa media hora antes de que amanezca siempre tiene algo especial, lo cierto es que el campo está todavía en su mejor momento para poder disfrutarlo por la mañana temprano.
Con un pequeño respiro además en las temperaturas antes de que llegue el calor seco y duro del verano. Por eso hay que aprovechar y vencer la pereza para salir a correr. Aunque sea tan sólo un ratito. Aunque sea al trote cochinero. Porque luego lo cierto es que lo agradeceremos el resto del día.
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