© Miguel Rouco |
Este año los autillos han llegado más tarde. Puede que les haya pasado lo mismo que a las plantas, y las tormentas de nieve de enero hayan trastocado un poco sus relojes internos. Pero el caso es que, además de llegar con retraso, están haciendo algo que no había visto hasta ahora. O mejor dicho, oído.
Porque lo normal es escuchar a estos pequeños buhos cuando se acerca el crepúsculo y hasta bien entrada la noche. Pero estos días se están poniendo a cantar a cualquier hora. Quizás quieran recuperar el tiempo perdido y encontrar pareja a toda prisa para asegurarse la puesta.
Esta grabación, por ejemplo, está hecha al mediodía. Su canto, como si fuera un metrónomo, es fácilmente reconocible (tan sólo se puede confundir con la alarma de un coche) :
No hay comentarios :
Publicar un comentario