lunes, 31 de mayo de 2021

Fue bonito, y verde, mientrás duró


A pesar de las tormentas que siguen cayendo de vez en cuando, y de que el sol todavía templa más que quema, lo cierto es que el campo está pasando ya del verde al amarillo. Es lo malo de Castilla, que la primavera es un milagro. Breve pero maravillosa.

Los últimos días ya he vuelto con los calcetines moteados de espigas y semillas variadas. Ese es el mecanismo por el que muchas plantas consiguen desplazarse de una generación a otra. Para ellas, los paseantes y corredores somos trenes en los que depositan sus retoños para que colonicen nuevos territorios en los que florecer.

Algo que es un incordio, por mucha poesía que le pongamos. Así que dentro de poco estrenaré unas mini polainas, que me compre para evitar tener que estar media hora después de cada salida quitando pinchos vegetales del fondo de mis zapatillas. Veremos qué tal funcionan.

Mientras tanto, sigo encerrado en los mismos recorridos por los que he trotado desde hace un año. A ver si dentro de poco puedo dar un salto en busca de montañas y bosques umbríos.








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