Mañanas de sol y tardes de tormenta, mayo ha empezado oliendo a primavera. Aunque quería haberme acercado a la sierra para trotar por montañas, la posibilidad de que alguna de esas tormentas aguara la salida me ha hecho quedar cerca de casa. Por eso he vuelto al valle del Peregrinos y he recorrido una vez más la alargada cuerda del Cerrulén.
Uno de los recorridos que mejores vistas ofrece, ya que a un lado podemos ver la silueta entera de la sierra de Hoyo, mientras que por el otro se otean las cumbres de Guadarrama.
Hoy el cielo amenazador ha dejado en casa a mucho gente, así que entre eso y que he optado por veredas medio ocultas he podido disfrutar del campo en paz y armonía. Parándome de vez en cuando a ver alguna planta que atraía mi curiosidad o para hacer fotos (todos los paisajes ganan cuando el cielo se pone melodramático).
Paradas estratégicas que además me permiten siempre recuperar un poco el aliento y retomar el trote luego con ánimos renovados. Trucos viejos que aprendí ya el siglo pasado durante mis viajes en bicicleta por la España perdida. Quizás por eso me guste tanto hacer fotos.
1h 56 min.
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