Uno de esos días en los que el recorrido se ha ido haciendo al andar. Saliendo de casa sin una idea clara de por dónde iba a trotar ni que revueltas iba a terminar haciendo. Tirando por senderos, trochas y campo a través. Y dando la vuelta en cuanto oía a lo lejos los gritos y tiros de los cazadores.
Al final, el camino ha unido dos de los altos que marcan mis recorridos más habituales. Porque además de montañas y colinas, hay paisajes que exigen otros nombres más humildes a los puntos más elevados de su geografía. En algunos casos son cabezas, o picos.
En el caso de Hoyo se reducen todavía más y terminan siento tan sólo peñas o altos. Como los de la Solana, al este de mi casa, o el del Robledillo, al oeste. Lugares en los que la altitud sobre lo que les rodea se queda en unos cuantos metros. Cosas típicas de paisajes rompepiernas, donde no se conoce el terreno llano.
1h 37 min
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