A pesar de los muchos años que llevo corriendo por Hoyo, todavía quedan algunos rincones por los que no he pasado. Pequeños senderos que conectan mis recorridos más habituales, arroyos escondidos entre matorrales o zonas de monte bajo por las que aún no me he perdido.
Cada vez quedan menos, y el mapa en el que dibujo con líneas rojas los lugares por los que he trotado se parece ya a una tupida red de pesca. En esta salida he pasado por una de esas zonas que desconocía, la que baja por el arroyo de la Berzosa hasta que confluye con el de Peregrinos.
En la primera parte, desde las praderas de la Berzosa hasta el puente, hay un senderillo que baja por el lado izquierdo del arroyo. Pero luego desaparece y hay que callejear un poco hasta volver a salir al campo. Por la otra orilla del Peregrinos tampoco hay senderos, pero al menos se puede trotar sin problemas campo a través hasta el antiguo camino entre Torrelodones y Moralzarzal.
Una vez pasada la casa de la Navata, seguía con ganas de aventuras y he subido por otro camino medio escondido hasta lo alto del Cerrulén, para luego seguir la cuerda y volver por las cascadas. Un recorrido más largo de lo previsto, pero el cuerpo ha aguantado bien. Y es que no hay nada como ir con trote lento.
2h 21 min
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