Cada vez se están protegiendo más las charcas y humedales. Quizás porque en Castilla no hay muchas, y además cada vez la gente es más consciente de que los anfibios son bichos con problemas en el mundo civilizado.
Hace poco han vallado al lado de casa una charca que se forma en el nacimiento de un arroyuelo. Una forma de preservar de la curiosidad perruna a las ranas y sapillos que allí desovan. Ahora da gusto verla desbordando agua, pero en verano suele perecer por falta de sustento.
Lo mismo pasa con las más importantes de la zona, las charcas del Camorcho. Por eso me he acercado en uno de mis últimos recorridos, para disfrutarlas en todo su esplendor.
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