Una salida al trote antes de que llegarán las lluvias y cambiara el tiempo. Sintiendo todavía el frío en la cara y la escarcha pegada al suelo. Siguiendo el sendero que desciende por el cañón del Manzanares desde el puente del Grajal hasta el de la Marmota, y subiendo luego por la orilla derecha con el sol ya más alto.
Hacía tanto tiempo que no pasaba por aquí, que me he encontrado con algunos cambios. Por un lado, el vallado de algunas fincas ha reorientado algún sendero. Pero lo más importante ha sido en la zona más baja del recorrido, donde las señales nuevas marcaban la apertura de un tramo del camino por la pista que sigue una de las carreteras de la República.
Ésta fue construida para unir Madrid directamente con la Pedriza, aunque la guerra la dejó a medias. Luego el cierre del Pardo se tragó un tramo grande (con el embalse cubriendo además una parte), mientras que otros más pequeños también fueron absorbidos por otros latifundios.
El caso es que, además de las novedades, también he podido ver un par de ciervos cerca del cerro de la Marmota. Menos mal que en Madrid no viven estos roedores enormes, porque si no ya hubiera salido algún cretino a inventarse una leyenda "popular" para justificar el nombre del montecillo, redondo como un pecho femenino (de donde le viene su denominación original: mamota).
2h 13 min
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