Por fin he podido volver a las montañas. Aprovechando las vacaciones navideñas, me he escapado una mañana a trotar por la sierra de Guadarrama. Y he elegido un recorrido facilito, que además me permitía recortar o alargar la distancia según las fuerzas.
La cosa no ha empezado nada bien, ya que desde el primer momento me costaba respirar. Parecía como si mis pulmones estuvieran todavía dormidos, así que me lo he tomado con muuucha tranquilidad. Al ritmo de las muñecas de Famosa dirigiéndose al portal, he ido subiendo poco a poco por en medio del pinar. Realmente este bosque es una maravilla, sobre todo cuando la luz del amanecer tiñe los árboles de naranja y rojo.
La subida me ha llevado una eternidad, pero no me puedo quejar. El campo estaba precioso, mis pulmones ha terminado de despertarse y, además, al llevar un ritmo tan lento, he llegado a la cumbre de Cabeza Líjar sin cansancio en las piernas. Así que he decidido seguir trotando un poco más por las cumbres.
En el trayecto hasta el cerro de la Salamanca, el fuerte viento me ha dejado las manos heladas (a pesar de los guantes). Menos mal que el sendero ha pasado luego a la ladera sur de las montañas, dejando el vendaval a mis espaldas.
La bajada la he hecho por el barranco de los Lobos, que lleva directamente hasta el pantano. Quedaba sólo rodearlo del todo para llegar de nuevo al coche, y terminar así una salida de la que he disfrutado de verdad.
3h 21 min
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