Lo bueno que tiene Hoyo es que hay muchos sitios bonitos por los que correr. Lo malo es que, como salgo casi siempre por aquí, todo este campo a veces se me queda un poco corto.
Para abrir mis horizonte y disfrutar de nuevos paisajes, solía irme a correr de vez en cuando por la sierra de Guadarrama. O por otros recorridos más o menos lejanos. Pero como últimamente suelo trotar por los mismos senderos, a veces se me hace difícil correr tiradas largas sin terminar haciendo ochos como esos que definen el infinito.
Son salidas en las que el camino se hace más que nunca al andar, porque añado, quito o cambio revueltas según las ganas y las fuerzas del momento. No me alejo demasiado de casa, pero nunca sé cuánto voy a tardar en volver. Son días en los que disfruto del campo, pero sigo prefiriendo empezar a correr con un objetivo en la cabeza.
1h 57 min
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