Estoy en una edad en la que me paso una semana sin poder correr, lesionado o con alguna molestia, y la semana siguiente tratando de recuperar la forma. Por supuesto, cuando consigo volver a correr otra vez ligero, me pasa algo que me obliga a quedarme de nuevo en casa.
Otros dioses con menos imaginación castigarían a un corredor a lo bestia, dejándole sentado para siempre en una silla. Pero Zeus era mucho más creativo. Sabia que no hay nada peor que sembrar en la cabeza de alguien la vana esperanza de alcanzar un objetivo inalcanzable. Para eso los griegos eran los mejores.
Así que ahora, después de una semana parado por un pequeño esguince, estoy empujando de nuevo la piedra por la montaña estos días. Cuando llegue arriba tendré que volver a empezar, pero al menos Sísifo y yo habremos disfrutado del paisaje desde lo más alto.
No hay comentarios :
Publicar un comentario