Hay días en los que se nota algo especial cuando te asomas a la calle. Un cambio a veces casi imperceptible. Un olor, una brisa, el tipo de luz o un sonido diferente. Y hoy la he notado al abrir la ventana. La primavera. O, al menos el anuncio de que ya está llegando.
Al tratar de analizar qué es lo había cambiado, me he dado cuenta de que la novedad era el canto de los pájaros. No es que estén totalmente callados durante el invierno. Pero las canciones de verdad sólo empiezan cuando la cosa va de defender el territorio. Preparandose para recibir a sus parejas con la nueva estación. Bienvenida sea.
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