Hay otras estaciones del año que llegan poco a poco. Un día de pronto nos damos cuenta de que ya estamos en otoño. O en invierno. O verano. Pero la primavera es especial. Porque cuando llega, no lo hace de forma discreta. Normalmente nos explota en la cara.
Es como una de esas primas alocadas que van dejando detrás un rastro de perfume y caos a partes iguales. Llenando de risas y buen humor cualquier lugar por el que pasan.
En un par de semanas el campo ha pasado de estar tranquilo y silencioso, a reventar de vida por los cuatro costados. Una vida además llena de prisa, con ganas de ser primero en todo. Las primeras flores en llamar la atención. Las primeras abejas en hartarse del primer polen. Los primeros pájaros en reivindicar territorio. Las primeras hojas verdes en chupar la energía del sol...
Y mientras nosotros sufriendo los granos, las alergias y los sudores al trotar con estos primeros calores del año. Aunque, como siempre, realmente merece la pena. Porque, ¿de qué serviría todo ese espectáculo si no hubiera nadie para disfrutarlo?
Así que lo mejor que podemos hacer es alegrarnos de volver a ver a esta prima loca y maravillosa que viene a vernos cada año por estas fechas. Que ya tendremos paz y secarrera durante muchos meses más adelante.
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