Otra semana de esas raritas en cuanto a lo de correr. Con un tiempo perfecto para trotar al amanecer, pero con el cuerpo un poco perro. Así que mis salidas mañaneras se han visto reducidas a dos.
Pocos recorridos y encima al trote cochinero. Aunque lo de correr despacito siempre es bueno para apreciar el paisaje o para fijarnos en las plantas y animales que vemos al pasar. Eso sí, al ritmo que yo he estado corriendo últimamente he podido hasta ver crecer la hierba.
El caso es que estos días me he cruzado con muchas perdices y conejos, un par de ciervos con cornamentas floridas, muchísmos pajarillos cantando enloquecidos. Incluso me han pasado por encima un águila perdicera volando por la zona del canal de Guadarrama y varios buitres leonados pillando térmicas. Realmente merece la pena salir al campo estos días, aunque tan sólo sea para fingir que corremos un poco.
No hay comentarios :
Publicar un comentario