miércoles, 29 de marzo de 2017

Recorrido - Corona del Río Moros

Distancia: 24,6 km km.
Desnivel positivo: 1.650 m.
Tipo de terreno: sendas y senderos de alta montaña.
Dificultad: Alta
Agua: A mitad de camino hay una fuente en el río Moros, por lo que sólo hará falta llevar agua en pleno verano.
Un recorrido duro y montañero por una de las zonas más solitarias de la sierra madrileña. Además, la joya de la corona del río Moros es ni más ni menos que el Montón de Trigo. Un pico realmente singular y desde el que se disfruta de unas vistas magníficas hacia las dos Castillas.

La forma más sencilla de realizar el recorrido es empezando en la zona de las Berceas, en el valle de la Fuenfría. Desde ahí, comienza una larga subida. Primero con cuestas suaves hasta el puerto. Y, después, con dos repechos un poco más empinados. El primero entre el puerto y el collado Minguete. Y el segundo ya llegando a la cumbre del Montón de Trigo.

En esa zona, en la que dejaremos de trotar durante un rato para trepar simple y llanamente, hay que tener cuidado con la gran cantidad de rocas en las que es muy fácil meter la pata (sobre todo cuando quedan placas de hielo y nieve).

En la bajada por la ladera noroeste, el senderillo se difumina entre canchales. Pero no hay forma de perderse, ya que nuestro siguiente objetivo lo tendremos siempre a la vista: la cima de la Pinareja. Pasando antes por el collado de Tirobarra y por los restos de trincheras de la Guerra Civil.

La Pinareja es realmente la cabeza de la Mujer Muerta. Así que desde ahí tendremos Segovia a un paso. La única zona de bajada en la que hay que tener un poco de precaución es en la "barbilla". Aunque el sendero desciende entre las peñas sin demasiados problemas.

Nos queda por delante tan sólo la última de las puntas de la corona: la peña del Oso. Un monte de cumbre suave y redondeada desde el que descenderemos hasta el puerto del Pasapán trotando por encima de la silueta de la Mujer Muerta.

Desde este punto toca regresar bajando hasta la cabecera del valle del río Moros. Para ello seguimos un sendero que serpentea por las faldas de las montañas que acabamos de dejar atrás. Ya en la pista principal, a orillas del embalse más alto, podemos refrescarnos en una fuente que hay a la izquierda del camino.

Tras una corta subida hasta el collado de Marichiva, y una empinada bajada hasta las Berceas, habremos llegado al final de este recorrido. Seguro que cansados y con las piernas temblando por el desnivel de la última trocha (la Calle Alta). Pero con la sensación de haber conquistado unas montañas alejadas de los cominos más transitados.

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