sábado, 13 de mayo de 2017

La relajación

A nadie se le ocurriría preguntar a la gente por qué le gusta la tortilla de patata, o pasear por la playa, o echarse una siesta debajo de un árbol un día de verano. Las cosas buenas y agradables no generan dudas. Por eso me parece tan raro que todo el mundo siga preguntando por qué corremos los que corremos.

Correr por el campo es realmente relajante. Aunque terminemos cansados, cubiertos de sudor, polvo y barro, con la garganta reseca y los pulmones sin aire, lo cierto es que hay pocas cosas que nos alejen tanto de nuestros problemas como una buena carrera.

Nuestros cuerpos recuperan a cada zancada que damos una paz codificada en los genes. Y que tenemos olvidada a base de aletargarnos en una silla o sofá. Por eso lo mejor es dejar de preguntar idioteces y lanzarnos a trotar un rato. Como si estuviéramos ante un plato del mejor jamón ibérico.






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