domingo, 14 de mayo de 2017

Hueco de San Blas

El hueco de San Blas es uno de los rincones más bellos de la sierra de Guadarrama. Y el mejor momento para correr por los bosques que cubren la falda de la Najarra y acercarse hasta este valle escondido es un día fresco de primavera. A ser posible después de unas jornadas de lluvias. Al amanecer. Y con algunas nubes rodando por el cielo. Un día como hoy, sin ir más lejos.

Porque no hay nada mejor que ir viendo como las montañas y los bosques van despertando con las primeras luces del día. Con un coro de pájaros cantando su alegría a los cuatro vientos como banda sonora. Con la hierba brillando teñida de un verde eléctrico. Y con el campo cuajado de flores.

Un día fresco en el que podamos correr durante horas, sin sentir el cansancio del calor seco del verano en nuestros pulmones. Cuando la humedad del rocío nos evita tener que cargar agua para reponernos a mitad de camino. Con las nubes pintando el cielo, jugando con las sombras y la luz del sol. Amenazando tormentas fugaces.

Uno de esos días que se quedan en nuestra memoria para recordarnos siempre la belleza de los lugares que amamos. Lugares por los que correría toda la vida. Al menos si viviera un poco más cerca. Aunque quizás sea mejor así. Con visitas esporádicas que no convierten en rutina la belleza de las cosas cotidianas.

Hoy he repetido un viejo y conocido recorrido. Por senderos y caminos por los que he pasado a lo largo de los años. Alegrándome de que casi no hayan cambiado. Con la única compañía de algunos corzos esquivos y cientos de pajarillos saludándome desde las ramas de los pinos.

Me he quedado con ganas de volver a subir hasta lo alto de la Najarra. Y con el objetivo de trotar algún día por la falda sur de la montaña hasta lo más alto. Aunque sea a costa de perderme un poco campo a través entre los arbustos y las retamas. Una excusa como otra cualquiera para volver cuanto antes a este pequeño paraíso.

2h 44 min


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