Ha empezado el año, pero todavía estamos a la espera de que lleguen el invierno, el frío, la nieve y el viento del norte. Y como parece que no van a tardar, había que aprovechar estos primeros días de sol y calor para trotar por el monte.
Un trote suave y relajado. Total, tenemos doce meses por delante para llegar al mismo sitio. Así que no hay prisa. Como dirían los portugueses: devagar se vai ao longe.
A estas alturas, ya no hago lista de propósitos pedestres, sino de certezas. Será un año cargado de carreras para disfrutar, para correr bien acompañado y para eludir siempre que sea posible las lesiones y achaques varios que me van conquistando. Por lo demás, que nos quiten lo bailao.
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