Una vuelta por el campo y algunos de los barrios más históricos de Granada. Saliendo al alba desde las orillas del Genil y entrando en la ciudad por el barranco del Darro, a la sombra de la Alhambra.
Un recorrido que ya he realizado antes, pero en el que siempre me lío en el mismo punto: las ruinas del abandonado cortijo de Jesús del Valle, que se encuentra a orillas del Darro.
Lo primero es subir hasta el llano de la Perdiz, desde cuya altura se pueden admirar las vistas de la sierra Nevada, con la cara norte cargada de nieve.Además, y a pesar de la época del año, en esta zona ya es posible ver los romeros y las aulagas repletos de flores.
La bajada hasta el cortijo permite coger un poco de ritmo antes de que el Darro nos corte el camino. Es este el sitio en el que siempre me pierdo un poco.
La idea original era volver a Granada por los senderillos que acompañan a algunas de las históricas acequias que llevaban el agua hasta el Generalife. Lo malo es que, una vez más, no he sabido encontrar el inicio del sendero.
Otras veces he tenido que trepar campo a través por el monte. En esta ocasión, la opción ha sido bajar por el camino del Sacromonte hasta el Albaicín. Luego, subiendo por la cuesta del Rey Chico, o de los chinos (debido al empedrado), he vuelto a retomar altura hasta la propia Alhambra.
Con las piernas cansadas, solo me quedaba dejarme caer por los callejones de Granada hasta orillas del Genil. Un recorrido que ha merecido la pena, a pesar del mucho asfalto que he tenido que pisar. Si hay que correr por aceras y por calles, lo mejor es hacerlo en una ciudad como Granada. Admirando el panorama de la ciudad con la boca abierta.
2h 24 min
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