Peter Sagal ha escrito un libro en el que combina sus experiencias como corredor aficionado con el relato de su vida privada y pública. Lo que no permite acompañarle a lo largo de los maratones en chicago o Boston. Y también a lo largo de sus pequeños o grandes dramas más personales. Todo ello, desde la perspectiva del humor.
Saberse reír de sí mismo es algo que sabe hacer muy bien, ya que Peter ha trabajado durante años en la radio con programas de entretenimiento. Así que el libro es ameno y divertido por momentos. Con alguna que otra reflexión realmente original. Como cuando habla de una curiosa característica de los corredores aficionados.
Peter nos recuerda que, en general, los amantes de un deporte suelen conocer la vida y obra de los mejores que lo practican. Se saben de memoria las alineaciones de los equipos, las curiosidades de las estrellas y pasan horas viendo sus hazañas en la televisión.
Pero los corredores somos raza aparte. Cuántos de nosotros sabemos quién ganó el maratón en el último mundial de atletismo? O quién batió el récord de los 10.000 metros en los Juegos Olímpicos? Cuál fue la última vez que vimos una carrera por la tele? Quién terminó primero en el pasado Ultra Trail del Mont Blanc?
A nosotros lo que nos encanta es hablar constantemente de lo de correr, pero siempre en clave personal. El resto nos da igual. Más que un deporte al uso, el running se ha convertido en un mundo alternativo con sus propias reglas. Y siempre con el escaparate de las redes sociales para anunciar nuestras pequeñas proezas.
Así que, Peter Sagal nos va contando en el libro lo que él piensa sobre esto, por ejemplo, o sobre cómo correr ha ayudado a mucha gente a superar problemas en sus vidas: obesidad, adicciones, enfermedades, inseguridades... Y lo hace desde su propia experiencia de deportista aficionado y mediocre. Con otro ingrediente tan valioso como el humor, la honestidad.
En definitiva, Un libro ameno que empieza con un pequeño homenaje a la Divina Comedia en su primera frase y que hace referencia en su título (y portada) a la famosa obra de Jim Fixx, que lanzó la primera ola de corredores a las calles (el boom del jooging de finales de los setenta).
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