El recorrido por lo menos ha sido espectacular. Saliendo al alba para ver cómo el sol iba iluminando poco a poco el valle del Peregrinos. Observando además el paisaje desde lo alto del Cerrulén; una loma fotogénica que permite coger altura casi sin darse cuenta.
En la segunda parte del recorrido me he arrastrado por el senderillo que sube hasta la sierra de Hoyo por la zona de la peña del Águila. Observando la gran variedad de flores que lucen sus galas en esta época, con las jaras y el cantueso dominando todo con sus colores.
Aunque ahora se pueden ver muchas linarias, sobre todo de las especies amethystea y spartea (de esta última está el campo lleno), en lo más alto de la sierra he visto un ejemplar solitario de linaria aeruginea, con sus flores de color rojo oscuro.
Para entonces, mis piernas ya estaban ondeando la bandera blanca. Afortunadamente tan sólo me quedaba bajar rodando hasta casa. Demostrando así que el mejor consejo para cualquier corredor es dejar que el camino de vuelta sea siempre cuesta abajo.
3h 14 min
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