Por fin he podido volver a las montañas. Porque un trancazo primero, seguido de una lesión, una pandemia y una larga puesta a punto me habían tenido alejado de ellas desde el año pasado. Y nada mejor que volver a reencontrarme con ellas que subiendo hasta la Najarra.
Para celebrarlo, he decidido además seguir hacia arriba una loma por la que no había trepado nunca, la que divide la cara sur de la montaña del Hueco de San Blas. Una zona que quería explorar porque suponía que tendría unas vistas perfectas.
La primera parte del recorrido desde Miraflores se puede hacer corriendo, hasta llegar al final de la zona que se quemó allá por los años ochenta. Allí he abandonado el camino, sin encontrar más senderillo hasta la cima que el abierto a tramos por las cabras monteses (con las que esta vez no me he encontrado). Lo que si he visto han sido un par de buitres negros, que han alzado el vuelo desde sus posaderos en cuanto me notaban más cerca de lo recomendable.
Foto Libelloides Longicornis hecha con mi móvil
En la parte alta de la Najarra, hasta casi los 2000 metros de altura, había muchas linarias niveas, las llamadas linarias de piornal, con sus flores blancas, perfectas y pequeñas creciendo entre los pinos y las peñas. Y en los pequeños prados de esa zona he visto varios insectos muy llamativos que no conocía. Creo que son Libelloides Longicornis, unos parientes cercanos de las hormigas león pero mucho más vistosos.
Foto Libelloides Longicornis de Martín Gallego
Después de un par de horas corriendo y trepando, he llegado a lo más alto de la Najarra, para encontrarme con bastante gente que subía desde el puerto de la Morcuera. Y en la carretera se veían decenas de ciclistas, descansando uno y esforzándose otros por llegar al puerto desde Miraflores.
Parece que estos últimos años ha habido una nueva explosión de aficionados a la bicicleta, tanto de carretera como de montaña. Puede que se sea esta la nueva moda, después de haber bajado un poco la del running.
El resto del camino lo he hecho por los prados del fondo del valle, la zona de los Llanos de la Matanza y el embalse de Miraflores. El caso es que he sufrido, he sudado, me he arrastrado, mis piernas han terminado agarrotadas... pero he disfrutado como nunca. Ya estoy pensando en la próxima.
3h 10 min
No hay comentarios :
Publicar un comentario