Por fin he podido volver a correr. Después de una pequeña lesión, de la flojera que me dejó el covid y de unas molestias en la cadera he estado parado tanto tiempo que parece como si hubiera vuelto a empezar desde cero.
Pero salir a trotar con pasitos cortos, ritmo tranquilo y velocidad nula no me supone ningún problema. Hace tiempo que dejé de preocuparme por cortar el viento o mejorar mis tiempos. He perdido en cuanto a la forma, pero he ganado tranquilidad para disfrutar del paisaje.
En estos dos días que he podido volver a recuperar mis hábitos matutinos el tiempo ha ido cambiando. Tras un par de semanas en camiseta corta, hemos vuelto a los cielos nublados, la lluvia, el frío y el viento. Es lo que tiene la primavera, la estación más temperamental del año. Pero que gusto da poder disfrutar en directo de sus diferentes estados de ánimo.
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