Cantaba Gardel aquello de que veinte años no es nada, así que imagina sólo diez. Y, sin embargo, en esta década todo ha dado muchas vueltas. Tantas que a veces me parecen vidas anteriores, como las de aquellos que creen en las reencarnaciones.
Diez años escribiendo este blog, en los que muchas cosas han cambiado. Algunos se han ido del todo, los que eran niños se han convertido en adultos, y muchos amigos se han ido quedando en esas orillas del río que nos lleva. Íñigo López de Mendoza recogió la idea de Heráclito y nos lo dejó a todos muy claro.
Aunque, cuando vuelvo a releer entradas antiguas, pienso que quizás en mi caso el hilo que me ha ido arrastrando ha sido el de miles de kilómetros al trote siguiendo un sendero que serpentea por el monte, con subidas duras y suaves bajadas.
El cuerpo también ha cambiado, y las piernas ya no aguantan tanto como antes. Pero como todos los que trotamos por placer, espero que dentro de diez años pueda seguir narrando mis correrías. Y que, mientras lo navegamos, el río no se deje a nadie más en ningún meandro olvidado.
Por cierto, un día como hoy hace diez años, las nieves cubrían ya la sierra de Guadarrama...
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