lunes, 24 de octubre de 2022

Ojos que no ven


Después de haber estado unos cuantos días sin correr hoy he vuelto a salir al trote a primera hora. Muy poco tiempo ha pasado para que el campo haya cambiado. Al menos en esta época del año, porque el primavera, la naturaleza se transforma casi de hora en hora.

Pero en otoño la cosa va más lenta. No llega a pararse, como cuando el calor o el frío extremo agarrotan el paisaje, pero los cambios se toman su tiempo. Y eso que con las últimas lluvias lo más normal es que empiecen a brotar setas muy pronto.

Por ahora, lo único que se nota es que el sol sale cada día más tarde, y ya sólo puedo apagar el frontal casi al final de mis recorridos. Aunque, pensándolo bien, puede que lo que me ocurre estas semanas es que como corro sin luz me pierdo los pequeños signos de la estación que avanza. Por aquello de que de noche todos los gatos son pardos.



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