Esta semana ha habido un par de días en los que el otoño ha probado un poco sus fuerzas. Así que he salido a correr con viento del norte, nubes lejanas y algo de frío. Me he puesto ya manga larga e incluso guantes.
Luego, tras este pequeño ensayo, la cosa ha vuelto a templarse y hemos recobrado otra vez el buen tiempo. A pesar de todo ya no quedan abejarucos por el campo. Y es hora de que volvamos a ver pasar a las grullas, y a oír sus trompeteos.
Por mucho que esté cambiando el clima, quedan pocas semanas para que llegue de verdad el frío. Al menos lo suficiente para obligarnos a sacar definitivamente los jerséis gordos y los abrigos.
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