jueves, 14 de febrero de 2013

Toda la vida corriendo



Piensa en ese señor anciano con el que te cruzas por la calle. Tiene más de ochenta años, el pelo blanco y la piel arrugada. Ahora piensa en él de nuevo. Pero, esta vez, le ves que te adelanta corriendo y desaparece en la distancia.

Estás corriendo un maratón. Tu objetivo es rondar las cuatro horas, lo que quiere decir que terminaras con cuatro horas y pico. Y ese viejecillo canoso que te adelanta al principio de la carrera terminará una hora antes.

Hace unos años, con 74 cumplidos, bajó de tres horas. Además, ha batido todo tipo de records. Se llama Ed Whitlock. Y todos los que corremos, de mayores, queremos ser como él. Aunque no batamos ningún record.

Sus cinco reglas para prepararse un maratón son las siguientes:
  1. Personaliza tu entrenamiento: "Yo corro tres horas cada día. Pero cada uno tiene que buscar el tipo de entrenamiento que le vaya mejor."
  2. No compares tus carreras: "Yo solía entrar en competiciones conmigo mismo y, a veces, terminada diciendo “Dios, que lento estoy hoy”. Ahora no cuento las vueltas ni me obsesiono con los tiempos."
  3. Corre solo: "Es más entretenido correr en grupo, pero entonces tienes que correr al ritmo de los demás, no al tuyo."
  4. No te obsesiones: "Yo no estiro demasiado y como mucho más de lo que debería, incluyendo comida basura de vez en cuando. Intento evitar estresarme con ese tipo de cosas."
  5. Disfruta del final: "No es que no me guste correr, pero desde luego no tengo mono cuando no lo hago. Entrenar es algo que debe sufrirse, no disfrutarse. Por eso siempre me alegro cuando acaba."

Yo me quedo con las cuatro primeras. Con la última no comulgo. Para mí correr es disfrutar, no sufrir. Puede que por eso nunca llegue a correr rápido. Ni siquiera deprisilla.

martes, 12 de febrero de 2013

Canal y puente del Batán


Por la mañana ha amanecido todo cubierto por una pequeña capa de nieve, y me han entrado ganas de correr por campos nevados. Pero no ha habido suerte. Cuando he salido a mediodía, y a pesar del frío, el sol ya había fundido casi todo.

Como paisaje blanco quedaba sólo la sierra al fondo, cubierta por las nubes. Y algún nevero escondido entre los matorrales.

El viento ha soplado a la ida, con ráfagas fuertes. Pero en cuanto me he metido en el cañón del Manzanares tan sólo me han acompañado el sol, las nubes y unos cuantos patos que disfrutaban de las praderas verdes que crecen en las orillas río. Cuesta pensar que, veinte kilómetros más abajo, el Manzanares se convierte en lo que se convierte.

He corrido al mismo ritmo que el otro día, pero la sensación ha sido mucho más fatigosa. Cada vez que había una pequeña cuesta el cuerpo se me rebelaba. Para evitar un motín físico generalizado he utilizado el método Chiquito y hemos conseguido alcanzar una tregua. Pero no ha sido uno de mis días más gloriosos precisamente.

En cualquier caso, el recorrido es realmente bueno. De los más bonitos que hay por estos pagos. Sigo pensando que se va a convertir en un gran clásico.

13,68 Km (8,50 millas)
212 m
1h 28 min (9,33 Km/h)

lunes, 11 de febrero de 2013

Run or Race?


La mayor parte de la gente que conozco corre por un fin. Hay quien corre para estar en forma, hay quien lo hace para adelgazar, hay quien lo hace para preparar otros deportes… Y hay algunos a los que les gusta correr por correr. Yo soy uno de ellos.

Yo salgo a correr, no a entrenar. Mi placer está en el acto mismo de trotar por el campo, sintiendo el sol, el viento o la lluvia. Por eso no llevo música que me impida disfrutar de mi entorno, metiéndome en una burbuja.

Pero no compito. No porque no sea rápido. De hecho, soy muy lento (aunque creo que la gente que corre en carreras organizadas no lo hace sólo para ganar). Las razones de que a mí no me guste competir son variadas.

Para empezar, el asfalto. Y no me refiero solamente al pavimento. Para mí, el mayor placer está en correr por el campo, a ser posible por bosques, montañas y valles salvajes. No suele ser ese el escenario de la mayor parte de las carreras.

En segundo lugar, por la soledad. Me gusta ir con un grupo pequeño de amigos o, mejor, solo. No me gustan las multitudes (y para mi hacen falta muy pocos para ser multitud).

Luego, la oportunidad. Suelo correr a salto de mata. En sentido literal y figurado. La familia va primero. Si hay un rato perdido, abro la puerta y corro. Cuando puedo.

Y encima, el coste. Hay carreras que valen lo que cuestan, bien por su esmerada organización o por recaudar fondos para diversas causas. Pero son las menos. Muchas cobran por un servicio inexistente (una camiseta y un refresco no son servicio).

Aunque la razón más importante de todas es que para mí correr no es competir. Son dos cosas totalmente diferentes, no incompatibles, que la gente suele meter en un mismo saco. Por esto en el blog no hablo de calendarios, ni de resultados. Hablo sólo del placer, de la experiencia, del cansancio, de la frustración o de la belleza de correr. Sencillamente eso.

jueves, 7 de febrero de 2013

Puente de la Parrilla


Un día bonito y frío. Con el mismo sol del martes, pero el viento que soplaba salía de la nevera. La sierra al fondo sigue con las cumbres nevadas. La nieve de las zonas bajas se ha fundido muy rápido con estos días soleados.

He salido muy tranquilo y creo que en eso ha estado la clave. Tardo mucho en coger bien el ritmo, así que, si la primera media hora me lo tomo con calma, luego tengo más fuerzas para correr de verdad. Hoy por lo menos ha funcionado.

En resumen:
  • Parece que vuelve el invierno después de esta semana primaveral que hemos tenido.
  • Por fin veo los arroyos de la Parrilla y la Fresneda con agua. Hasta ahora habían estado resecos.
  • Me he cruzado con muchos ciclistas con pinta de dar la vuelta al Soto de Viñuelas.
 13,49 Km (8,38 millas)
154 m
1h 19 min (10,24 Km/h)

miércoles, 6 de febrero de 2013

Canal y puente del Batán


Hoy he combinado dos recorridos conocidos, y he terminado por un camino nuevo. Primero he aprovechado el trazado llano del canal de agua hasta el puente del Batán. Desde allí, he acompañado al Manzanares en un sube y baja hasta más allá del Grajal. Y, por último, he subido por una pequeña calleja hasta volver al lugar de salida.

En total un recorrido suave, en el que lo único malo es que termina subiendo. Y yo soy de los que les gusta volver cuesta abajo. Que se nota menos el cansancio.

En resumen:
  • Un día exageradamente bueno. Con calor de primavera (15º) y sin viento. La primera salida del año en camiseta corta.
  • El recorrido es mejor que el antiguo del Batán. La ida es más bonita que por la pista y se corre más por en medio del campo. Tiene pinta de convertirse en un clásico.
15,11 Km (9,39 millas)
229 m
1h 37 min (9,35 Km/h)