lunes, 10 de marzo de 2014

Pendolero, Peñascales y presa de El Gasco



Llevaba mucho tiempo sin hacer una salida larga, y este fin de semana ha hecho el tiempo perfecto para volver a trotar por el campo mientras el cuerpo aguantara. La primavera ya ha explotado y aunque todavía vendrán días fríos y nieves tardías, ahora podemos disfrutar del sol sin hartarnos.


Como el recorrido era largo, y la logística familiar me obligaba a volver de noche, he podido disfrutar de una puesta de sol campestre en todo su esplendor.

El recorrido es muy cómodo. Primero baja rodeando el Pendolero hasta los Peñascales. En esta zona el paisaje es más feo porque hay que correr durante un buen rato por calles hasta cruzar la carretera de La Coruña.

Luego viene el canal de Guadarrama. Tenía ganas de probar un camino alternativo, para evitar problemas con el agua estancada. La nueva pista se convierte muy pronto en senderillo entre árboles, que permite descubrir algunas de las obras centenarias que sustentan el canal.

No sabía si iba a poder cruzarlo en el punto más crítico, porque la última vez había un verdadero lago. Pero el calor de las últimas semanas ha secado lo justo el canal para que pudiera seguir el camino por el que corro casi todos los viernes.

En la presa del Gasco la noche comenzaba a ganar terreno. Y subiendo hacia Torrelodones la luna dibujaba mi sombra en el camino. Desde aquí me quedaba ya sólo subir el último escalón a oscuras (lo que me no me preocupaba mucho porque estaba ya con las fuerzas más que justas).

En resumen:

  • Primera salida desde hace meses en la que tengo que llevar agua y comida. Se nota que he perdido práctica en conseguir el equilibrio de líquidos y alimento, porque al final he tenido una pequeña pájara. Habrá que volver a practicar.
  • Aunque durante el fin de semana he visto gente corriendo por todas partes, lo cierto es que no me he cruzado con casi nadie. Tan sólo había algún paseante tardío y un par de ciclistas.
  • Los frutales ya están en flor. Y las mimosas también. Las violetas, que siempre han mantenido alguna florecilla suelta durante todo el invierno, están cuajadas de flores desde los primeros días de marzo. Si sigue lloviendo de vez en cuando, vamos a tener una primavera todavía más espectacular que la del año pasado.
  • Aunque sólo he visto rabilargos, mirlos y buitres, se oía cantar a muchos pájaros escondidos entre los matorrales. Y cuando ya llegaba a casa, los sapos empezaban su concierto a pleno pulmón y los mochuelos maullaban en los bosquecillos de encinas.

33,59 km (20,87 millas)
755 m
4h 00 min (8,40 Km/h)

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