Una noche de viento fuerte y desatado. Y aunque odio el viento desde
pequeño, como no hacía nada de frío y llevaba unos días sin salir, me he
lanzado a la aventura.
Mientras subía la primera colina, la fuerza del aire me paraba
totalmente en las zonas más despejadas. Aunque me consolaba pensando que, a la
vuelta, al menos me ayudaría a subir por el lado contrario.
Quizás a causa del viento el camino estaba más seco y no había charcos
traicioneros, así que he podido ir bastante cómodo. Y esta vez, los bichos se
debían de haber refugiado a pasar una noche tranquila entre los arbustos,
porque no se oía ni un alma.
Eso sí, en la zona de la Berzosa me he cruzado con otro corredor (de
los aprovechan la luz de las farolas para correr de noche). El caso es que los
últimos meses he visto gente corriendo en Torrelodones y Hoyo a cualquier hora
del día y de la noche, con lluvia y con frio. Mayores y jóvenes. Chicas y
chicos. Esto ya no es una moda pasajera, es un cambio de mentalidad generalizado.
12,28 km (7,63 millas)
236 m
1h 12 min (10,23 Km/h)
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