Un sábado sin partidos de baloncesto me dejaba con toda la mañana para
poder hacer una salida larga. Y la he aprovechado. Disfrutando del calorcillo
del sol, a pesar de que estos días la temperatura nos recuerda la primavera
todavía es joven.
El caso es que he pillado una botella de agua y un bizcocho y he salido
al campo en plan Machado, haciendo camino al andar. Al ir decidiendo sobre la
marcha por dónde iba a tirar he recuperado una sana costumbre que tenía ya casi
olvidada, la de correr campo a través.
Hay que aprovechar, porque este es el mejor momento del año para correr
sin caminos ni senderos. La hierba va creciendo, pero todavía no está en plan
salvaje, por lo que es casi el único momento en que el campo de Castilla pierde
su cara agreste.
El campo empieza a tener ya flores variadas. Los romeros llevan
cubiertos de azul y violeta desde hace meses, pero ahora cuentan además con la
compañía de narcisos y pequeños geranios. Y los frutales continúan cubiertos de
blanco y rosa, a la espera de que un viento frío cubra el suelo de pétalos.
Lo que ha sido esta vez más parca ha sido la parte de la fauna. Tan
sólo un enorme lagarto ocelado se ha cruzado llegando casi a casa. Y es que, a
pesar de que el día era muy bueno, tampoco me he cruzado con mucha gente. Tan
sólo cerca de la Berzosa y de los Peñascales había algún que otro paseante. El
resto he podido disfrutar del campo en soledad. Como a mí me gusta.
31,45 km (19,54 millas)
933 m
2h 29 min (9,03 Km/h)
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