El recorrido es muy cómodo, ahora que ya no hay barro. Y al estar la subida más fuerte ya de vuelta me viene mejor, porque tardo casi media hora en pillar bien el ritmo. Además, en este caso he contado con un acompañamiento realmente musical, porque los grillos (o similares) tenían la noche loca. Ni siquiera dejaban de “cantar” cuando pasaba a su lado.
En cuanto al resto, nada destacable. Al correr sin Luna ni nubes eléctricas (de esas que rebotan la luz de las farolas) tampoco podía apreciar demasiado el paisaje. Pero por lo menos estas salidas nocturnas me permiten tener un rato tranquilo para darle vueltas a la cabeza. Momentos para recordar a Lope:
A mis Soledades voy
de mis Soledades vengo
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos
12,28 km (7,63 millas)
236 m
1h 13 min (10,09 Km/h)
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